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domingo, 30 de marzo de 2008

Suma y Sigue

La mala ejecución de las obras para una nueva carretera en Asturias ha provocado la perdida de varios tejos centenarios, además de una irreparable fractura en el paisaje tradicional del pueblo de Rozadas. Algunos de los ejemplares han sido talados, mientras que otros se han trasplantado sin ningún cuidado mostrando un nulo respeto por las leyes que protegen estos singulares árboles. La Asociación de Amigos del Tejo ha expresado bien a las claras la gravedad de este atentado ecológico en una Carta Pública que transcribo a continuación:

La carretera entre Boal y Vegadeo fractura de forma irreversible el paisaje tradicional de la localidad de Rozadas. Esta pérdida se nos antoja absurda, triste y dolorosa y solo podemos entenderla como una muestra más del talante insensible, obtuso y caciquil de las administraciones implicadas que han impuesto su criterio por encima de los vecinos y del sentido común."

'La cultura de los pueblos se mide por el amor a sus árboles', dice el proverbio. De acuerdo con esto, el pueblo de Rozadas esta dando estos días una lección de educación y cultura y todo un ejemplo de cordura, ofreciendo alternativas y defendiendo sus tejos familiares frente a quienes pretenden imponer la barbarie y la sinrazón.

Parece necesario explicarlo de nuevo. El paisaje de pueblos como el de Rozadas y muchos otros de Asturias y otras regiones de Europa, tuvo como signo de identidad y distinción, la presencia de estos tejos que durante todo el año, pero especialmente cuando los demás árboles se desnudan, protegían las casas y los prados del frío y del calor, del viento y de la lluvia y resaltaban majestuosamente en el paisaje invernal como verdaderos guardianes de los edificios y cultivos.

La cultura del tejo fue tan honda que se plantaron estos árboles al nacimiento de los niños, o en el momento de la construcción de los edificios, convirtiéndose así en almas gemelas de los paisanos y sus caserías y transmitiéndose como un legado de valor inestimable y siempre creciente a las generaciones sucesivas.

Cada uno de estos árboles guarda la memoria del abuelo, bisabuelo o tatarabuelo que lo plantó y por ello se respetaban y contemplaban con orgullo, afecto y familiaridad. La antigua costumbre de enterrar a los vecinos de toda la parroquia en las inmediaciones del tejo, explica también la veneración que inspiraron estos árboles de cementerio o iglesia a cuyo alrededor se reunía la asamblea o conceyu de vecinos.

Miembros de la asociación de Amigos del Tejo han señalado in situ a la patrulla del SEPRONA las numerosas y graves irregularidades que se han cometido en este lugar. Hoy son los propios tejos los que se entierran, de forma apresurada y furtiva, en el vertedero de Rozadas y asistimos al trasplante brutal de otros ejemplares que han secado de manera inmediata.

Mientras el enorme socavón de la carretera divide y devasta un paisaje único e irrepetible. Queda de nuevo en evidencia la política de protección de la consejería de Medio Ambiente que ha permitido que se llegara a esta situación y es culpable de colaboración necesaria cuando apoya y permite el trazado actual condenando al pueblo de Rozadas y a sus tejos.

Hace tan solo unos meses, días antes de las elecciones autonómicas, la actual consejera de Medio Ambiente, Belén Fernández declaraba dirigiéndose a los «Amigos de los tejos» que la protección de estos árboles estaba garantizada. Quizá para justificar que en toda la legislatura no habían hecho nada al respecto. Pero desde entonces, la dejadez, el abandono y la destrucción de este patrimonio de tejos «cultos» y tejedas silvestres ha sido la política habitual del Gobierno del Principado.

Hemos sido testigos impotentes de las agresiones a los tejos de Abamia, la decadencia acelerada de las inigualables tejedas del Sueve, el apisonado de las raíces del tejo de Pruneda. Aprobamos ahora que aunque tarde, el director General de Biodiversidad, José Félix García Gaona, anuncie la apertura de un expediente informativos y se comience a investigar la autoría de los hechos.

Más información sobre la noticia a continuación tal y como Pedro Cáceres la recogía en la edición digital de El Mundo

La reforma de la carretera AS-22 entre las localidades asturianas de Vegadeo y Boal ha causado la polémica en Asturias. En la aldea de Rozadas, los vecinos han protestado debido a que unos 20 tejos han sido talados y arrojados al vertedero y algunos ejemplares centenarios trasplantados de mala manera y sin esperanza de que vuelvan a arraigar.

La Asociación de Amigos del Tejo denuncia que la Consejería de Medio Ambiente no ha actuado a tiempo para evitar los daños causados por una obra promovida por la Consejería de Transportes del Gobierno asturiano, y todo ello a pesar de que el tejo está catalogado como Especie de Interés Especial en Asturias. Es un árbol escaso en la naturaleza, que nunca forma bosques y que aparece sólo de forma aislada en su estado silvestre. Al mismo tiempo, el tejo tiene un enorme valor en la cultura cantábrica y es una especie muy ligada al hombre. Los tejos tenían un carácter ritual y mágico desde antes de la época cristiana. Más tarde, se han sembrado en los cementerios y como árbol totémico junto a las casas de los pueblos.

Un decreto de 2001 prohíbe cualquier manipulación sobre los tejos. Cuando el Gobierno asturiano aprobó las obras de la carretera en 2001 obligó a realizar un informe de impacto ambiental. Este informe incluía la necesidad de respetar todos los tejos posibles y de trasplantar aquellos que tuvieran que ser movidos.

Lo primero que aclara Enrique García Gomáriz, de la Asociación de Amigos del Tejo, es que "un tejo de esa edad y tamaño no se puede trasplantar porque esa especie no soporta algo tan traumático", de modo que piensa que es un error que la ley permita trasplantar árboles centenarios y de gran tamaño porque es inviable que sobrevivan.

Pero lo fundamental es que si ya es muy cuestionable que un tejo monumental pueda superar un trasplante incluso cuando se hace con el máximo cuidado, en el caso de Rozadas, el intento de trasplante se ha hecho de tal modo que es absolutamente imposible que sobrevivan, según portavoces de la asociación.

Las tareas se llevaron a cabo fuera de fecha, pues al comienzo de la primavera los árboles ya están en periodo vegetativo. No se protegieron las raíces, ni se hicieron trabajos previos de adaptación del terreno y del propio sistema radicular para irlo adaptando a la nueva situación. Al arrancarlos de cuajo con grúa y excavadora sólo se salvó un mínimo volumen de raíz, incapaz de sostener al árbol.

El director general de Medio Ámbiente de Asturias, José Félix García Gaona, ha explicado a elmundo.es que ha Consejería ha abierto expedientes informativos para valorar los hechos. La empresa no avisó a la Consejería para que estuvieran presentes funcionarios públicos con el fin de inspeccionar la buena marcha de los trabajos, lo que era condición indispensable en el pliego de condiciones impuesto a la empresa adjudicataria de la obra. Además, se ha abierto otro expediente para conocer el origen de una veintena de tejos que aparecieron directamente cortados y arrojados a un vertedero ilegal junto a Rozadas. Un vertedero que fue localizado gracias a la denuncia que la Asociación de Amigos del Tejo presentó ante el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil y ante la consejería.

El director general ha aclarado que los expedientes son informativos y que habrá que esperar al resultado de los mismos para extraer conclusiones, asegurando que la presunción de inocencia sobre la empresa debe mantenerse hata que se realicen las pesquisas. Los naturalistas, sin embargo, lamentan que la administración inicie ahora la investigación informativa y que no fuera capaz de "evitar el desaguisado" antes de que ocurriera pese a las múltiples denuncias y avisos recibidos por parte de vecinos y ecologistas.

Rozadas es una de las aldeas de Asturias con mayor número de tejos, unos 500 en su entorno, lo que supone un hecho singular. Se han sembrado tradicionalmente para proteger las casas del viento sur y se han transmitido de generación en generación como un gran valor asociado a la familia. La Asociación de Amigos del Tejo cree que la insensibilidad de la Administración ha permitido un atentado contra un conjunto histórico y antropológico de gran valor. Se ha destruido un activo cultura por una carretera nueva que parte el pueblo por la mitad y destruye el mismo paisaje que se quiere promocionar turísticamente, denuncian los ecologistas.

Los vecinos del lugar fueron los primeros en oponerse a la obra. Benito, el propietario de prado en el que se encontraban los dos tejos que aparecen en las fotografías que acompañan esta información, luchó hasta el último momento para salvar sus árboles. "Haber movido la carretera 90 centímetros los hubiera salvado", afirman desde la asociación.

* La fotografía es de Ignacio Abella para El Mundo

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martes, 8 de enero de 2008

Urbanismitis de costa a costa

Benidormizado ya el litoral mediterráneo hasta su última cala, los salvapatrias del ladrillo mágico buscan nuevos territorios vírgenes para poder seguir ejerciendo su solidaria labor, dando solución al problema de la vivienda, creando empleo, y ya de paso ordenando esa naturaleza salvaje e inhóspita para el bien común de los españoles.

"Ay constructores, os recibimos con alegría.
Viva el tronío, de ese ladrillo y su poderío"
-Bienvenido Mr. Marshall. Versión 2008-


Confío tengan algo más de sentido del que ha habido por aquí. Es que no hablamos ya de pan para hoy y hambre para mañana: en cuestiones de urbanismo, ese pan para hoy implica muchas veces hambre para siempre, pues así de trascendente es su impacto en el territorio, en el espacio y en el tiempo. Así el mal urbanismo es capaz de convertir bonitos pueblos en feas pseudociudades, crea ghetos de golf para jubilados y ricos despistados, y residenciales pueblos fantasma carentes de servicios. Pues cuando ese gran culo de cemento se sienta, ya no hay quien lo levante. Menos que nadie van a hacerlo nuestros cortoplacistas políticos, encantados de cederle estos nuestros asientos al mejor postor.

¿Quién da más?

A continuación el reportaje completo sobre los planes urbanísticos en Asturias publicado por Javier Cuartas en el diario El País el 08/01/2008

Los ecologistas denuncian planes para construir 60.000 nuevas viviendas en el litoral asturiano.

Fue de las primeras autonomías en proteger el litoral. Tal madrugón legislativo le permite presumir ahora de ser una de las comunidades que mejor conserva su zona costera, lo que la convierte en una codiciada presa para los predadores urbanísticos. La costa asturiana afronta su momento más delicado.

Asturias tiene la franja costera mejor conservada y menos urbanizada de España. Es el mismo diagnóstico del trabajo Destrucción a toda costa (2007), de la organización ecologista Greenpeace; del informe Sostenibilidad en España 2006, del Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE), y del estudio Perfil ambiental 2005, del Ministerio de Medio Ambiente. Es también, lo que el geógrafo Fermín Rodríguez, director del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial de la Universidad de Oviedo, ha denominado "el excepcionalismo asturiano".

"Los grandes del ladrillo miran ahora al Cantábrico", dice un consejero
Pero lejos de ser un motivo de tranquilidad, el dato es causa de inquietud ante el temor de que Asturias sea la próxima pieza a cobrar por los buscadores de oportunidades, precisamente por la mayor preservación de su litoral y por haber logrado eludir, hasta ahora, la amenaza del urbanismo despiadado que ya ha dañado de forma irreversible otras zonas de la costa española.

La presión ya ha comenzado. Los ecologistas denuncian que hay planes para edificar 60.000 nuevas viviendas en la franja marítima asturiana. Los ayuntamientos reducen esa cifra a 25.000 y aseguran que son planes para los próximos 10 años.

Entre los sectores conservacionistas asturianos existe el convencimiento de que el Principado es el próximo objetivo del afán predador de quienes, en la creencia de que el modelo mediterráneo está agotado por saturación, han visto en la costa cantábrica y, en particular en Asturias, por su alto grado de conservación e imagen de calidad ambiental, la próxima zona de expansión de la construcción residencial para segundas viviendas en el litoral.

El Gobierno asturiano ( PSOE)intenta lanzar un mensaje tranquilizador y asegura que en ningún caso va a tolerar la destrucción de costa. Asturias ha sido pionera en prohibir (desde 1993 mediante directrices de ordenación territorial y por ley desde 2002) la construcción a menos de 500 metros del mar, salvo núcleos urbanos preexistentes.

El Plan de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA), de mayo de 2005, impulsado por el Gobierno, entonces de coalición entre los socialistas e Izquierda Unida, reforzó aún más esa cautela, y señala las 16.568 hectáreas donde no se puede construir: toda la zona costera fuera de cascos urbanos en esa franja de 500 metros. Además, el plan incluye actuaciones sobre 981.500 metros cuadrados a lo largo de la costa donde habría que regenerar "puntos negros", mediante la expropiación o la remodelación de zonas para atenuar impactos negativos.

Pero el temor sigue. En los 19 municipios marítimos asturianos la sociedad civil ha empezado a movilizarse y se multiplican los colectivos, plataformas y movimientos ciudadanos para oponerse a los proyectos de nuevas urbanizaciones Por unas u otras razones, una multinacional estadounidense, Landmark, que pretendía acometer un gran proyecto residencial en Cudillero para turistas de alto poder adquisitivo, acaba de desistir.

El PP asturiano ha sostenido en este tiempo que no hay "ninguna amenaza" y que los mecanismos de protección existentes pueden ser incluso "excesivos".

El temor a que Asturias haya sido elegida como la próxima presa de la concupiscencia urbanizadora se fundamenta, en primer lugar, en sus ventajosas condiciones de conservación, muy atractivas para los demandantes de segunda vivienda (sobre todo vascos y madrileños) que huyen del modelo masificado. También en los proyectos que han ido emergiendo a medida que avanzan las obras de construcción de la Autovía del Cantábrico a lo largo de la fachada marítima. Y además, en la convicción de que existe un creciente segmento de turistas que vuelven su mirada hacia el veraneo norteño, que desde el último tercio de siglo XIX y hasta los años 60 había sido la referencia del asueto de las clases dirigentes y pudientes españolas. Entonces el detonante fue el ferrocarril y ahora, las autovías, y, en el futuro, el AVE.

Con unos 500 kilómetros de perímetro costero (unos 236 kilómetros en línea recta), Asturias es, tras La Coruña y Tenerife, la tercera provincia española con más litoral, y ello es otro acicate para alentar un creciente número de proyectos inmobiliarios. La región ofrece en su fachada marítima 192 playas, zonas de dunas, seis rías, numerosos tramos de abruptos acantilados y el segundo mayor número de puertos de España (por detrás de la provincia de Pontevedra) en muchos de los cuales han ido desarrollándose puertos deportivos.

A ese potencial se suma una singularidad insólita en Europa: la gran cercanía entre la alta montaña (Picos de Europa y Cordillera Cantábrica) y el mar, lo que permite conciliar, en muy cortos desplazamientos, dos ofertas de ocio y paisaje muy diferenciados.

No obstante, que en la comparativa con otras comunidades Asturias salga victoriosa en la protección de su costa no implica que no se hayan perpetrado excesos durante el desarrollismo de los 60 y primeros 70 que hoy no se permitirían.

Este año, Greenpeace alertó de la existencia de 14 "puntos negros" o situaciones de riesgo en 13 concejos del litoral asturiano (Ribadedeva, Llanes, Ribadesella, Villaviciosa, Gijón, Carreño, Gozón, Avilés, Soto del Barco, Cudillero, Valdés, Tapia de Casariego y Castropol) en casi todos los casos por proyectos urbanísticos vinculados a campos de golf. Izquierda Unida denunció en 2006 que sobre el litoral asturiano pesa la amenaza de 60.000 futuras viviendas en proyecto para una comunidad con poco más de un millón de habitantes. La Coordinadora Ecologista las cuantifica en 66.200. Según estas fuentes, los 19 ayuntamientos costeros de la región podrían ingresar por estas licencias del orden de 667 millones de euros. Y Greenpeace habla de 40.300 (15.000 de ellas en un solo municipio: Llanes, y entre 5.000 y 9.000 en Ribadesella).

Los ayuntamientos, agrupados en la Federación Asturiana de Concejos (FACC) lo niegan. Aseguran que lo previsto está en torno a las 25.000 viviendas en todo el litoral de la comunidad y en un plazo de diez años. El Principado y el PSOE aducen que una cosa es lo que quieran hacer los promotores y los ayuntamientos y otra lo que se les vaya a permitir.

El Gobierno asturiano (PSOE) está ahora en medio de dos fuerzas de presión de sentido inverso y ambas muy fuertes. Por un lado, la de quienes se oponen a nuevos desarrollos residenciales -IU, grupos ecologistas, movimientos vecinales y colectivos de veraneantes, tanto asturianos como foráneos, que ya disponen de segunda residencia en la costa y no quieren que se les masifique el entorno- y, por el otro, promotores y constructores que consideran que Asturias es la última gran oportunidad de territorio relativamente virgen, y también los ayuntamientos, que ven en el turismo y las licencias de construcción una pujante fuente de ingresos.

"No vean lo que cuesta aguantar el tipo ante la presión urbanística sobre la costa. Muchas veces debemos decir no a proyectos que crean empleo", admitió el presidente asturiano, el socialista Vicente Álvarez Areces. Las autoridades regionales aseguran que en el Principado no se repetirá el modelo urbanístico del Mediterráneo ni el de otras zonas del Cantábrico, en las que el daño es ya es irreparable. El consejero de Ordenación del Territorio, Francisco González Buendía, reconoció hace un año que los grandes inversores del ladrillo "miran ahora hacia el Cantábrico" pero que el Principado estará "vigilante" y no permitirá un desarrollo urbanístico "insensato".

El presidente de la patronal asturiana de empresas constructoras (CAC), Serafín Abilio Martínez asegura: "Hemos apostado por el plan de ordenación del litoral que nos planteó el Gobierno porque queremos hacerlo bien y abordar un crecimiento sostenido de la segunda vivienda". La Confederación Asturiana de la Construcción (CAC) considera que la economía asturiana precisa un desarrollo urbanístico y residencial de la costa y que es posible hacerlo sin perpetrar ni los errores ni los abusos edificatorios de otras franjas costeras españolas.

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