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martes, 31 de mayo de 2011

Las emisiones de CO2 sigen creciendo a pesar de la crisis

¿Has escuchado eso de que ahora los coches contaminan menos, que todo es más ecológico y que vamos por el buen camino? Es falso. Una mentira cochina y contaminada, y no sólo por gases, sino por intereses oscuros como el carbón. En 2010 las emisiones de CO2 han vuelto a batir todos los récords a pesar de la crisis.

Parece que la crisis ya no afecta a las emisiones de dióxido de carbono (CO2): la industria energética vertió el año pasado un volumen récord de estos gases contaminantes y convirtió en "casi una utopia" la aspiración de la comunidad internacional de limitar el calentamiento global a unos dos grados centígrados, según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Según los datos el 44% de las emisiones de CO2 (uno de los principales causantes del efecto invernadero que amenaza con incrementar la temperatura media global del planeta) provinieron del carbón. El 36% están vinculadas al petróleo y otro 20% al gas natural. Son tres industrias que deben comprometerse a reducir sus emisiones para atajar el riesgo del calentamiento global, según ha señalado la AIE en un comunicado.

En total las emisiones alcanzaron 30,6 gigatoneladas (Gt), un 5% superior al anterior máximo histórico alcanzado en 2008 (29,3 Gt). En 2009 las emisiones se redujeron algo por el parón económico global, por lo que los expertos confiaban en que la crisis redujera los efectos del calentamiento global. El crecimiento de China, India, sin embargo, ha revertido esa tendencia. "A menos que se tomen decisiones importantes muy pronto, será muy difícil lograr contener el calentamiento a menos de dos grados", ha advertido el doctor Fatih Birol, economista jefe de la AIE. La AIE calcula que para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a unos dos grados centígrados, las emisiones anuales no deberían exceder las 32 Gt en 2020. "Estamos muy cerca de ese límite, es una mala noticia", ha advertido Birol.

Pese al incremento de emisiones en los países en vías de desarrollo, el calentamiento global sigue siendo una amenaza gestada en los países desarrollados, principalmente los del mundo occidental. Los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) representaron el 40% del CO2 generado en el mundo, aunque solo contribuyeron en una cuarta parte sobre el incremento constatado en 2010. Cada ciudadano de la OCDE genera de media unas 10 toneladas de ese gas, mientras en China y la India esa cifra cae hasta las 5,8 y las 1,5 toneladas, respectivamente.

UN FUTURO HIPOTECADO
La perspectiva es embrollada porque el 80% de las emisiones previstas en el sector energético para 2020 ya están garantizadas: proceden de centrales que están en marcha o en construcción y que tendrán capacidad para emitir más de tres cuartas partes del total de emisiones de dióxido de carbono permitidas para la próxima década. "La fijación de las emisiones de futuro representan un serio revés para las esperanzas de limitar el aumento global de la temperatura a no más de dos grados", ha indicado Birol.

Esta tendencia implica el 50% de posibilidades de que las temperaturas medias en el planeta aumenten hasta más de cuatro grados centígrados el próximo siglo. "Un calentamiento de este calibre así puede ser desastroso para la vida en la Tierra", ha señalado Lord Stern, profesor de la London School of Economics experto en el calentamiento global.

Sólo un verdadero compromiso de cambio que una en el esfuerzo a instituciones, gobiernos y ciudadanos a nivel global podría revertir esta tendencia. Es imprescindible racionalizar el consumo por parte de todos, no sólo es necesario consumir mejor sino consumir menos. Es lógico que se anime a las personas a dejar de fumar por el riesgo para la salud: sin embargo, parece que la certeza de vivir en un planeta enfermo y conocer las causas todavía no nos ha motivado lo suficiente para cambiar de hábitos y evitar así un agravamiento de los síntomas y sus temibles efectos. ¿Reaccionaremos cuando ya sea tarde?

(*) Fuente de la noticia y parte de la redacción: Ferrán Balsells para el diario El País

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lunes, 3 de enero de 2011

Más biodiversidad y menos CO2 para 2011

Buenos deseos para el año que empieza de la mano de las principales organizaciones ecologistas: más ayudas para preservar la biodiversidad y un acuerdo más ambicioso sobre la reducción de emisiones contaminantes

Greenpeace, WWF (Adena), Ecologistas en Acción y SEO/BirdLife piden que en 2011 haya más ayudas para la biodiversidad (en declive desde hace décadas), así como un acuerdo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (principal causante del cambio climático) más ambicioso y comprometido por parte del Gobierno español para el año 2020.

Desde luego es comprensible que ambos temas conciten la atención y los buenos deseos del mundo ecologista. Tanto el cambio climático como la extinción de especies son asuntos muy graves que deben afrontarse de forma decidida y sin perder ya más tiempo. No hablamos ya de especulaciones, no cabe duda de la magnitud del daño irreparable que la acción del hombre ha ocasionado y (si no hacemos nada) seguirá ocasionando a la biodiversidad del planeta y su clima.

De entre los temas que concitan la atención del ecologismo en 2011, Mario Rodríguez, director de campañas de Greenpeace, destaca que éste será un "año clave" en la lucha contra el cambio climático, y además predice que "será el año en el que Europa retome el liderazgo o lo pierda definitivamente en la materia y España tiene que estar empujando para que la UE no defraude al mundo". "No queremos que la ministra (la chaquetera Rosa Aguilar) se limite a pintar el Ministerio de verde. Queremos que el Gobierno español apueste con claridad por las renovables, por el fin de la sobrecapacidad de nuestra flota pesquera, por la paralización del proceso de elección de ubicación del cementerio nuclear", detalla el director de campañas de Greenpeace. Para el próximo año reclama además una agricultura sin trasgénicos, una agencia de sostenibilidad química, una política pública de compras que impida la entrada de madera procedente de talas ilegales. "Queremos que el hotel ilegal El Algarrobico sea demolido", ha añadido.

Por su parte, Ecologistas en Acción plantea que en 2011, para luchar contra el cambio climático, es imprescindible un cambio en las políticas energéticas, así como el abandono del carbón y otras energías contaminantes, y su sustitución por las energías renovables. Entre sus peticiones, añade igualmente menos petróleo para menos coches, como viene proponiendo Ecologistas en Acción cada 22 de septiembre (el 'Día sin coches'), como uno de los elementos claves para mejorar la calidad de vida en las ciudades. Es más, indica que en 2011 es necesaria la realización de la objeción fiscal, por la cual se detrae del IRPF el importe que va a gastos militares y se destina hacia otra organización que defienda la paz.

LEY DE ENERGÍAS RENOVABLES PARA 2011
Por parte de WWF, la organización ecologista insiste en fijar este objetivo de reducción de emisiones de CO2 en España para 2020 y "más ambicioso" que el acordado en el Protocolo de Kioto para 2012, al mismo tiempo que aprobar una ley de energías renovables y de eficiencia energética y conseguir en Durban (Sudáfrica) un acuerdo climático ambicioso, justo y vinculante.

Impulsar de forma definitiva la creación de la 'Red Natura 2000' marina y establecer, al menos, tres Áreas Marinas Protegidas (AMP) nuevas, con procesos de participación del sector pesquero y de las organizaciones ecologistas en la definición de los planes de gestión y seguimiento de esas áreas, son otras de sus peticiones para 2011.

Además, quiere para 2011 que se garantice en los ríos unos regímenes de caudales ambientales adecuados y basados en criterios estrictamente técnicos, y no políticos, que permitan la recuperación o el mantenimiento de los humedales, a la vez que se asegure el origen legal y sostenible de la madera que se consume en España y aprobar un Plan Estatal de Ordenación de los Recursos Forestales (PEORF) de forma conjunta con las comunidades autónomas.

MÁS DESLINDE MARÍTIMO
Por último, SEO/BirdLife, solicita una continuación con las labores de deslinde del dominio público marítimo terrestre, en el que apunta ya queda menos de un 10 por ciento de la costa por deslindar.

"El Gobierno de España no ha iniciado los planes sectoriales que definan lo que cada uno de los ministerios deberán hacer, o deberán dejar de hacer para conseguir los objetivos de conservación de la biodiversidad definidos por la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad", critica la ONG, a la vez que puntualiza que la aprobación tras su pertinente consulta pública debería acabar en 2011 y todavía no se ha iniciado.

Finalmente, critica al Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino porque dice que no ha aprobado el nuevo 'Catálogo de Especies Amenazadas', con criterios científicos que incluyan todas las especies realmente amenazadas, ni el 'Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras', ni tampoco el 'Catálogo Español de Hábitats en Peligro de Desaparición', que incluirá los hábitats en peligro de desaparición.

(*) Fuente de la noticia y parte de la redacción: Europa Press

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martes, 16 de junio de 2009

Receta contra el cambio climático

El pionero del cambio climático Wallace S. Broecker llega a España con una receta para afrontarlo: reducir el consumo, capturar CO2 y potenciar las energías renovables

El padre de la teoría del cambio climático, Wallace S. Broecker, pasó este lunes por Madrid para recibir el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento , del que ha sido ganador en la categoría de Cambio Climático. Precisamente un 15 de junio, pero de 1952, este activista confeso comenzaba a trabajar en el Observatorio Terrestre de la Universidad de Columbia (EEUU), donde hoy es catedrático. Perfecto conocedor de la evolución del clima y la química de los océanos, Broecker fue el primer científico que, en 1975, definió el cambio climático en un artículo de la revista Science.

El científico estadounidense está convencido de que las energías renovables no van a conseguir producir la energía suficiente para poder sustituir a los combustibles fósiles, al menos en los próximos 50 años. Durante ese tiempo, las necesidades de energía se van a ir incrementando exponencialmente, multiplicadas por el desarrollo de economías emergentes. Y, con ellas, crecerán las emisiones de dióxido de carbono.

Broecker señala que "los grandes cambios climáticos se han negociado de algún modo en los océanos, en la cantidad de CO2 que estos absorben de la atmósfera. Pero los océanos únicamente son capaces de captar el 35% del CO2, por lo que, a ese ritmo, hasta el año 2075 en el mejor de los casos, no serían capaces de enfriar el planeta".

En este contexto, el experto ve como única alternativa un sistema híbrido, en el que, por un lado, se siga impulsando el desarrollo de las energías alternativas y, al mismo tiempo, se capture CO2 de la atmósfera. Más aún teniendo en cuenta que, en su opinión, "es necesario reducir las emisiones de CO2 en un 90%".

Para defender esta teoría, Broecker se apoya en las investigaciones de su colega de la Universidad de Columbia Klaus Lackner, que ha desarrollado un sistema mediante el cual es posible capturar el dióxido de carbono.

DESTINO: LOS ACUÍFEROS
El almacenamiento podría realizarse en los acuíferos de agua dulce, en el fondo marino, inyectándolo en las rocas basálticas o en las regiones polares, pero esta es la opción más remota. "La ventaja de los acuíferos", señala el experto, "es que todos los países poseen algunos y no serían necesarios tratados internacionales". Precisamente Noruega, según indica Broecker, "lleva cerca de siete años almacenando CO2 en un acuífero arenoso debajo del mar del Norte, con resultados bastante satisfactorios".

Broecker explica que los países industrializados han emitido ya mucho CO2, especialmente EEUU, y hay que hacerse "responsable de ello. Es necesaria la creación de una agencia internacional que se ponga ya manos a la obra", añade.

El científico precisa que la Unión Europea ya ha mantenido importantes reuniones para desbloquear presupuestos destinados a este propósito. No obstante, asegura: "El asesor científico del presidente Obama me dijo en persona que se prevé la puesta en marcha de 50 proyectos pilotos para capturar CO2". De hecho, el propio Broecker participa en uno de estos programas en Islandia.

El próximo mes de diciembre se celebra la Cumbre de Copenhague, en la que se deberían definir los límites de emisión de CO2 de cada país para sustituir el Protocolo de Kioto. El experto cree que, a diferencia de lo que pasó en otras cumbres, "esta vez la aportación de EEUU será positiva". Subraya, en todo caso, que es necesaria la concienciación de países como China, además de superar barreras políticas de antaño, "como las del bufón que teníamos de presidente y que se encomendaba únicamente a lo que le dictaba su señor", ironiza, en referencia al ex presidente de EEUU, George W. Bush.

MÁS GRAVE PARA EL HEMISFÉRIO NORTE
En la actualidad, los últimos estudios paleoclimáticos que dirige Broecker desde hace un año y medio se encaminan a demostrar que el clima puede sufrir bruscos cambios en períodos, incluso inferiores a 20 años. Basándose en datos de lagos cerrados y de las estalagmitas en cuevas, el científico desarrolla patrones de precipitaciones, "que se van reduciendo; a diferencia de lo que sucedió en la época glacial, el ecuador térmico se moverá hacia el hemisferio norte, que se calentará más, moviendo consigo las precipitaciones".

(*) Fuente de la noticia: David Bollero para diario Público

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sábado, 7 de febrero de 2009

La vida oceánica en peligro por la polución del CO2

Expertos en biología marina advierten sobre el riesgo de que el ph de los océanos continúe acidificándose debido a la contaminación atmosférica

Uno de los efectos más desconocidos, y al tiempo más dramáticos del aumento de CO2 en la atmósfera es el progresivo aumento de la acidez de los oceános. Hace unos días, 150 destacados biólogos marinos firmaron la Declaración de Mónaco en la que hacen un llamamiento urgente a reducir las emisiones de CO2 para salvar los océanos.

Los oceános son los sumideros más importantes de CO2. Se calcula que han absorbido aproximadamente la mitad de ese gas que se ha emitido desde la revolución industrial hasta nuestros días. Sin embargo, debido a la enorme magnitud de las emisiones, esa acción tan beneficiosa no ha podido evitar el aumento constante en la concentración atmosférica. Pero hay un efecto colateral inesperado, y muy preocupante: la acidez de los océanos aumenta como consecuencia de este proceso.

Los científicos calculan que el pH está aumentando 100 veces más rápido de lo que lo haría en condiciones naturales. El agua del mar tiene un pH de 8,2, ligeramente alcalino. El mínimo cambio en esta variable tiene consecuencias en el ecosistema marino.

Conviene recordar una vez más que las criaturas marinas no sólo viven del mar, sino que viven en el mar. Por tanto cambios que pueden parecer menores, como la reducción del pH, sin embargo pueden hacer imposible la vida de algunas especies. Este problema se añade a otros muchos problemas del mar como la sobrepesca, la contaminación o la destrucción de los ecosistemas marinos.

A medida que vamos conociendo más, el cambio climático se van descubriendo nuevos efectos perjudiciales, en muchos casos dramáticos. Por ello, cada día que pasa sin que hagamos frente a las emisiones de gases de efecto invernadero es un día perdido para la Humanidad y para el planeta.

(*) Fuente de la noticia: Diario El Mundo

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viernes, 16 de enero de 2009

Una crisis, una oportunidad

Hace poco comentábamos la necesidad de afrontar esta crisis global de la economía con algo de visión más allá del corto plazo, para así descubrir las oportunidades que se esconden tras élla. Realmente este crisis supone, además de una llamada de atención sobre un modelo económico insostenible por muchas razones, una gran oportunidad para que los acuerdos internacionales sobre reducción de emisiones de gases contaminantes puedan ser afrontados con modelos de producción más eficientes a todos los niveles. Adaptarse o morir, eso es lo que dicen.

Pero algunos parece que quieran morir matando, justamente esos mismos jerifaltes incapaces de ver más allá de su beneficio en el siguiente balance. Ocurre que, según veo, existen sólo dos tipos de empresarios: aquellos que aman la empresa, y aquellos que aman el dinero... No hace falta decir cual es el tipo predominante en nuestra sociedad, ni cual de los dos va a adaptarse mejor en las actuales circunstancias. Y es que los cambios requieren pausa, reflexión, y conocimiento, para que de verdad nos conduzcan a todos por el mejor camino posible.

La feroz dinámica de la economía en los últimos años favorecía lo que podríamos llamar una "huída hacia delante", un "forrémonos mientras podamos" que dificultaba un necesario cambio de dirección. Ahora la recesión acecha donde no ha comenzado ya, y de golpe nos encontramos un mercado parado sin rumbo ni respuestas a los problemas que han generado esta situación (al margen de los clásicos cabezas de turco de los medios: "la culpa de todo la tiene ZP", etc.).

En realidad las empresas nunca habían tenido un mercado potencial tan grande gracias a fenómenos como la globalización, o el ascenso de los países emergentes, aunque ambos factores también han traído consigo un aumento de la competencia. O sea, que el pastel es más grande, pero también hay más comensales. La otra vertiente de la crisis, la medioambiental, tiene también algo que ver con ese pastel, pues sin pastelería no hay pastel, y esta santa pastelería nuestra tiene el horno ya recalentado de tanto uso y abuso...

Así que el futuro será ecológico, o no será. Es así de sencillo. El mercado potencial de lo ecológico es enorme, amplísimo a medio plazo, y la empresas deben adaptarse a modelos de producción sostenibles no por un dogma de fé, sino por una necesidad insoslayable para todos, y ésta no es otra que conservar el planeta. ¿Quién puede dudar que nuestra propia supervivencia está en juego cuando hablamos de la salud del planeta? Únicamente esas avestruces de las que hablaba el otro día...

En ese sentido, es interesante leer las declaraciones pronunciadas ayer por Yvo de Boer, secretario ejecutivo de la Convención Marco de Cambio Climático de la Organización de Naciones Unidas (UNFCCC), en el marco de la Conferencia Ministerial de Medio Ambiente Global y Energía en el Transporte (MEET), que se está celebrando en Japón :

- "La recesión debe verse como una oportunidad para reinventarse hacia una crecimiento económico sostenible ya que el mundo no puede seguir tomando decisiones equivocadas"

- "La actual crisis crea nuevas oportunidades para una rápida transición hacia tecnologías verdes mediante una combinación de regulación, incentivos e inversión a nivel nacional"

- "El sector transporte está bajo una intensa presión y tiene que cambiar dramáticamente de dirección para volver a ocupar una posición de líder en el crecimiento económico a través de la producción de coches, trenes, barcos y aviones inteligentes y eficientes"

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martes, 16 de septiembre de 2008

Más impuestos al CO2

El Gobierno español negocia con los ayuntamientos que el impuesto de circulación se incremente según las emisiones de CO2 de cada vehículo.

El impuesto de circulación, el que cada año pagan los conductores a su ayuntamiento en función de la potencia del coche, cambiará en breve. La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) ha pedido al Ministerio de Hacienda que el impuesto pase a depender de las emisiones de dióxido de carbono (CO2 ), para que los alcaldes tengan las manos libres para gravar los vehículos más contaminantes, como los todoterreno. El ministerio ha contestado que lo hará y que reformará la Ley de Haciendas Locales.

Este impuesto se sumará así al de matriculación, que desde enero depende de las emisiones, lo que ha supuesto un aumento del 43,2% de la venta de vehículos que emiten menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro recorrido, y que quedaron exentos del tributo.

En su propuesta, la Federación de Municipios afirma: "El principal problema derivado del uso de vehículos a motor en nuestros días es el de la congestión urbana" y que su objetivo es "disminuir el uso de los automóviles". Para ello pide que el impuesto tenga "un papel mucho más activo en la prevención del impacto ambiental de los vehículos, por lo que la tarifa debe adecuarse a esta circunstancia". También ha pedido que la reforma "preserve los ingresos municipales y, simultáneamente, no desincentive la renovación del parque de vehículos".

El impuesto depende ahora de la potencia del coche. La Ley de Haciendas Locales da unos límites a su importe, pero puede variar en un 100% de una ciudad a otra. Aunque la negociación sobre la reforma está empezando y aún falta tiempo para concretarla, Hacienda acepta el compromiso de que "el impuesto estará en función de variables ambientales".

La Federación de Municipios ha propuesto también que el impuesto se pague en "el lugar donde el sujeto pasivo tenga la residencia habitual, su domicilio social, la sede efectiva de sus negocios o la mayor parte de los activos". Actualmente se tributa en el ayuntamiento al que corresponde el domicilio que consta en el permiso de circulación. La patronal del automóvil, Anfac, no está contra la reforma "siempre que no suponga un aumento de la presión fiscal del automóvil ni premie una tecnología sobre otra". Estas recomendaciones de Anfac ya fueron tenidas en cuenta cuando se reformó el de matriculación, que bajó el impuesto a los menos contaminantes y lo subió a los que más emiten.

Pero la iniciativa no está exenta de obstáculos y tendrá que dar solución a un aspecto técnico importante: cómo gravar los vehículos del parque móvil circulante, que no poseen homologación de emisiones, ya que en la ficha de los vehículos más antiguos este parámetro no consta. Por tanto, deberá buscarse un sistema para aplicar este impuesto al parque más viejo, que generalmente consume más y emite más gases contaminantes que los vehículos modernos.

Para el diputado de ICV, Joan Herrera, que negoció con el Gobierno la reforma en la pasada legislatura, el cambio de impuesto es una buena medida, "siempre que se haga bien y sirva para desincentivar la compra de los vehículos más contaminantes".

El impuesto de circulación no afecta tanto a las compras como el de matriculación, ya que se paga año a año y no al adquirir el vehículo. Con todo, la reforma de los dos impuestos, la subida del precio del carburante y la crisis económica acabarán haciendo mucho más atractivos los vehículos ecológicos.

Ningún ayuntamiento parece tener claro por el momento cómo articulará el tributo tras su aprobación y todos prefieren esperar a conocer la redacción definitiva que saldrá de Hacienda. Un portavoz del Consistorio madrileño señaló ayer que la medida "se ve bien, porque está en la línea de la normativa europea", que prima al vehículo más limpio frente a los que emiten más CO2 . "Estamos de acuerdo con el espíritu de la reforma, pero vamos a esperar".

Fuentes del Ayuntamiento de Sevilla confirmaron por su parte que la futura reforma del impuesto de circulación no se ha abordado, "porque aún se están elaborando las ordenanzas municipales".

El concejal de Hacienda de Valencia, Silvestre Senent, afirmó que la modificación del impuesto de circulación para adaptarlo a las emisiones contaminantes "habrá que estudiarla con lupa", ya que exigiría una homologación de las características de los coches por parte del Ministerio de Industria. Senent, además, apunta que la medida afectaría a personas "de rentas más bajas", propietarios de los vehículos más antiguos, en un momento de crisis económica. En todo caso, el ayuntamiento ya ha decidido que el año que viene no subirá este impuesto, "ni siquiera el IPC", informa Sara Velert.

En otros puntos de España, como Zaragoza, el Ayuntamiento decidió hace ya algún tiempo anticiparse al incentivo de los coches menos sucios y aplica una bonificación del 50% de este tributo durante cuatro años naturales desde su primera matriculación a los vehículos híbridos y eléctricos y a los convencionales que demuestren una mayor eficiencia.


* (Noticia publicada por Rafael Méndez y Elsa Granda en el diario El País)

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sábado, 9 de febrero de 2008

Depósitos de CO2 contra el cambio climático

El Gobierno baraja construir varios almacenes subterráneos de CO2 en diversas zonas de España para reducir las emisiones a la atmósfera causantes del cambio climático. En estos enclaves podría almacenarse CO2 mediante diferentes técnicas de captura y secuestro de carbono (CCS) y reducirse con ello las emisiones a la atmósfera de este compuesto.

Dos de los enclaves designados por el Ministerio de Industria se sitúan en la Comunitat Valenciana. El Almacén 2, como lo ha definido el departamento de Joan Clos, estaría ubicado entre las provincias de Castellón y Teruel. El número 6 se situaría entre las de Alicante y Murcia. El resto de almacenes registrados se localizan en las provincias de Palencia, Madrid, Asturias y Vizcaya. En Cantabria hay planeadas otras dos, así como entre Zaragoza y Tarragona y entre Cuidad Real y Albacete.

En el patronato de la Fundación para Estudios sobre la Energía participan, además del propio Ministerio de Industria, representantes de la Universidad Politécnica de Madrid, de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) y del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), entre otros.

En estos momentos, ya hay un proyecto piloto en el yacimiento de Sleipner en el Mar del Norte (Noruega), en el que desde 1996 se han almacenado un millón de toneladas de desechos de dióxido de carbono al año.

Otro proyecto similar se está desarrollando en la provincia canadiense de Saskatchewan, donde el gas que se extrae de la hulla se almacena en una cámara subterránea de un yacimiento de petróleo.

El objetivo de esta iniciativa es almacenar la mayor cantidad posible de CO2 para controlar las emisiones a la atmósfera. Se trata de proceder a la toma del dióxido de carbono que producen plantas, centrales térmicas, eléctricas o cualquier instalación similar y, en lugar de lanzarlo a la atmósfera, inyectarlo bajo tierra a suficiente presión para que quede allí inerte. La tecnología ya se emplea en los pozos petrolíferos de EE. UU.

La primera planta experimental de captura de CO2 en España se pondrá en marcha en El Bierzo (León) en 2009. En la construcción de este complejo participarán las empresas Foster Wheeler Energía (Fwesa) y Praxair. El proyecto está promovido por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat).

El Ciemat construirá una central térmica experimental de cinco megawatios. Los científicos intentarán abaratar la tecnología de combustión y absorción de C02.

En primer lugar tratarán de aumentar la cantidad de dióxido de carbono hasta niveles del 40%. El paso siguiente es captar a través de unos filtros o diversos mecanismo físicos el dióxido de carbono.

El coste actual del proceso es de 30 euros por tonelada de CO2 y el proyecto intenta hacerlo rentable. Fuentes consultadas por LAS PROVINCIAS resaltan que el proceso únicamente se podrá utilizar en el caso de las centrales térmicas, ya que es en ellas donde se produce la concentración necesaria de CO2 para que sean rentables. De hecho, las plantas que funcionan con carbón son las causantes del 40% de las emisiones de gases invernadero.

El dióxido de carbono ya capturado, sometido a alta presión, se puede licuar y se vuelve una especie de líquido viscoso transportable para inyectarlo en conductos subterráneos.

El coste de construcción y puesta en servicio de esta planta ronda los 70 millones de euros, y su funcionamiento permitirá la realización de ensayos científicos y la adquisición de la experiencia necesaria para la construcción de plantas de tamaño industrial.

Precisamente ayer se inauguraron los nuevos laboratorios y centros piloto del Instituto Nacional del Carbón, entidad perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Las nuevas instalaciones cuentan con una planta piloto para la captura de dióxido de carbono.

Cambio climático.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), emitió un informe de más de un centenar de expertos en la Conferencia sobre el Clima de Montreal en 2005 exigiendo medidas para frenar la emisión de gases invernadero.

El informe señalaba que la captura de las emisiones de dióxido de carbono de fábricas y centrales térmicas para luego bombearlas a través de tubos en la roca o el fondo marino puede contribuir a controlar los gases que se vierten a la atmósfera. Los científicos barajaban como principal posibilidad el almacenamiento en pozos petrolíferos ya inutilizados.

El depósito del dióxido de carbono podría reducir, según el informe, entre un 20% y un 40% las emisiones hasta 2050.

Muchas de las tecnologías necesarias para llevar a la práctica este almacenamiento de CO2, según el informe, ya están suficientemente maduras, incluyendo las aplicaciones que inyectan el gas en las formaciones geológicas. A pesar de ello, los expertos consideran que la implantación puede ser complicada si los gobiernos de los principales países contaminantes no incentivan el uso de estas prácticas.

El documento también resalta que el almacenamiento de dióxido de carbono puede reducir el coste global que suponen las emisiones y su efecto sobre el cambio climático, a la que vez que permitirá la estabilización de los gases de la atmósfera.

Investigaciones del CSIC afirman que existen formaciones geológicas suficientes para almacenar todo el CO2 que se emite. Según sus cálculos, el potencial de almacenamiento geológico alcanzará entre 2,6 y 4,9 gigatoneladas anuales de CO2 antes de 2020, y entre 4,7 y 37,5 antes de 2050. Además de los yacimientos ya agotados de petróleo y gas, existen formaciones salinas profundas, con una capacidad de almacenamiento muy grande.

Las mismas investigaciones sostienen que la captura del CO2 es la parte más costosa, puesto que muchas veces requiere mayor gasto de energía. Por ejemplo, para el sector eléctrico aumentaría el coste de generación en 2 céntimos de euro el Kw/h, y la captura está entre 30 y 50 euros por tonelada de CO2.

Lo que parece descartado por los científicos es inyectar el CO2 directamente en los fondos oceánicos, pues aunque quedaría aislado de la atmósfera durante siglos, se convertiría en parte del ciclo del carbono y sus efectos sobre el ecosistema marino serían desastrosos.

* Noticia publicada en el diario Las Provincias por J. SANCHIS el 9 de febrero de 2008

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viernes, 4 de enero de 2008

En duda el valor ecológico de los Biocombustibles

Un nuevo estudio cuestiona la bondad de los biocombustibles en cuanto a su impacto ambiental y nivel de emisiones de CO2.

Este estudio va a generar un debate sobre ellos que me parece positivo, al margen de que petroleras y países productores seguramente estén celebrando las conclusiones de esta investigación brindando con su cochino oro negro. Nada es perfecto, así que arrojar luz sobre el lado oscuro de los biocombustibles me parece no sólo necesario, sino imprescindible teniendo en cuenta los millones que hay en juego, y lo pillín que es el hombre cuando huele a dinero... A ver, ¿qué sentido tiene deforestar la Amazonia para plantar soja en ella y luego quemarla alegremente en nuestros coches para ir a Carrefour? Al margen de mi opinión sobre los centros comerciales, hay que acabar con esa clase de producción de biodiesel absolutamente nociva, y promover una certificación internacional que garantice una producción sostenible y verdaderamente ecológica.

¿Y a qué esperan? Para los problemas medioambientales no hay soluciones o medidas a nivel local que valgan: eso está ya fuera de duda. Son imprescindibles y urgentes acuerdos globales y medidas que obliguen a todos los países, de ahí la importancia de la implicación de la ONU y las cumbres sobre el clima. Negar la importancia de estas cuestiones es troglodita... ¡o medieval como poco!

A continuación la noticia sobre esta investigación aparecida hoy en la edición digital del diario El Mundo

Aunque cada vez son más las voces que cuestionan el valor medioambiental de los biocombustibles, el asunto está lejos de haberse cerrado. En primer lugar, porque hay diferencias muy marcadas entre ellos; pero también porque no existe un único criterio para juzgar su valor medioambiental. Una reciente investigación realizada por dos profesores del Instituto Smithsoniano de la Investigaciones Tropicales, con sede en Panamá, trata de resolver estas cuestiones. Sus autores, John Scharlemann y William Laurance, han publicado los principales resultados de su investigación en la revista 'Science'.

El estudio compara 26 biocombustibles con la gasolina, el gasoil y el gas natural, combustibles fósiles que se verían sustituidos por aquellos. Los criterios para determinar la calidad medioambiental de un biocombustible son dos. Por un lado, la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que emite su quema en comparación con los otros combustibles. Por otro lado, el impacto medioambiental causado por el cultivo que sirve para su obtención -incluida la destrucción de la vegetación preexistente-, así como el generado por la producción industrial del combustible.

Los resultados de la investigación no alientan la sustitución de los combustibles fósiles por estos nuevos productos. Aunque en 21 de los 26 casos las emisiones de gases de efecto invernadero son menores que las del gas natural y los derivados del petróleo, el impacto medioambiental suele ser mayor. Así sucede en 12 casos. En algunos casos, como los obtenidos de la patata y el centeno, el impacto ecológico es cinco veces mayor que el derivado de la extracción y explotación de los combustibles fósiles.

Pero lo peor es que precisamente los biocombustibles más usuales, como el biodiésel obtenido de la soja y el etanol del maíz, forman parte de ese grupo de elevado impacto medioambiental. Otros biocombustibles comunes, como el diésel del aceite de palma o, sobre todo, el etanol procedente de la remolacha o de la caña de azúcar, resultan bastante aceptables desde la perspectiva de las emisiones de gases de efecto invernadero; pero siguen teniendo un impacto medioambiental superior a los fósiles.

Los biocombustibles más ecológicos, tanto desde una como otra perspectiva, son los obtenidos de las basuras, del reciclaje de otros combustibles, y de la madera -metanol y etanol-; así como los combustibles 'tradicionales' como la madera o el estiércol.

Los autores creen que "es necesario considerar algo más que la energía y las emisiones de gases de efecto invernadero cuando evaluamos diferentes biocombustibles." Y agregan que "los gobiernos deberían ser más selectivos sobre que cultivos apoyan con subsidios y recortes de impuestos".

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jueves, 3 de enero de 2008

La latitud, los bosques y el CO2

Según un reciente estudio, los bosques del norte no absorben tanto CO2 como se pensaba, pues la fijación de dióxido de carbono que se produce en primavera prácticamente se anula en otoño. Transcribo a continuación la noticia aparecida hoy en el Diario Público.

Por cada tonelada de dióxido de carbono que escupen los tubos de escape y las chimeneas de las centrales térmicas, 500 kilogramos quedan retenidos en océanos y bosques, auténticos sumideros de CO2. Sin embargo, se ha descubierto que este efecto es mucho menos acusado en los bosques del norte. Un estudio publicado hoy en Nature sugiere que, en los ecosistemas terrestres de latitudes septentrionales, desde Rusia a Canadá, la absorción de CO2 que se produce en primavera se anula con la liberación de este gas de efecto invernadero en otoño. El circo de la contaminación juega sin red, y se vuelve aún más importante preservar las selvas tropicales.

En las últimas dos décadas, la temperatura en latitudes septentrionales ha aumentado 0,8 grados centígrados en primavera y 1,1 en otoño. Hasta ahora, se pensaba que la dilatación de la primavera a causa del calentamiento aumentaba la actividad fotosintética, caracterizada por la fijación de dióxido de carbono y la liberación de oxígeno.

Sin embargo, un equipo de investigadores del Global Carbon Project, encabezado por Shilong Piao, del Laboratorio de Ciencias del Clima y el Medio Ambiente de París, ha demostrado que el aumento de las temperaturas en otoño intensifica la fotosíntesis, pero sobre todo la respiración de las plantas, el proceso en el que captan oxígeno y liberan dióxido de carbono.

Este estudio tira por tierra la esperanza de que los bosques del norte de Eurasia y América actuaran como un amortiguador frente al calentamiento global, y obliga a los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC) a recalcular sus predicciones. Los propios autores de la investigación lanzan el guante en Nature a los miembros del IPCC: "El impacto asimétrico del calentamiento en otoño y primavera en el balance de carbono aporta una incertidumbre significativa a las futuras proyecciones".

El investigador John B. Miller, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU, advierte en Nature del peligro de la desaparición de los sumideros de carbono. "Desafortunadamente, no tenemos garantía de que los bosques y los océanos sigan absorbiendo el 50% de las emisiones de CO2, y si esta actividad desaparece, sufriremos las consecuencias totales de la utilización de combustibles fósiles", señala Miller.

Sin embargo, el científico estadounidense abre una puerta a la esperanza: "Dado el aumento de la productividad de la biomasa en los trópicos, y la escasa observación de esta región, no sería de extrañar que allí existieran sumideros de carbono en expansión". El futuro del planeta se encuentra en las selvas tropicales.

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