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jueves, 6 de marzo de 2008

Lavar sin contaminar

Datos y consejos sobre el lavado de ropa en casa

Amanda del Rio, ambientóloga y trabajadora de la Fundación Global Nature, ha publicado un interesante artículo sobre el lavado de ropa y las diversas formas para reducir la contaminación de las aguas en la web SOITU.ES. Es importante tenerlo en cuenta y seguir sus consejos:

Hace más de 50 años que llegó el primer detergente, Omo, a los hogares españoles. Todo un avance. Pero la ropa más limpia nos trajo también aguas más sucias. A la hora de elegir detergente hemos de valorar su precio y calidad de lavado, pero también es importante saber que entre estos productos los hay más y menos agresivos para la piel, para el agua y los suelos y, en general, para la naturaleza, ya que algunos usan más energía en su producción, contribuyendo así al efecto invernadero.

En España, casi no se utilizan productos de limpieza ecológicos y la elección no es nada fácil. Es cierto que la responsabilidad debe repartirse entre gobiernos, empresas y ciudadanos, no en vano algunos países europeos prohibieron la lejía hace años. Sin embargo, los clientes podemos influir en el mercado para apoyar productos más ecológicos. Veamos cómo.

¿En polvo o líquido? Existen estudios que avalan que es mejor la versión líquida ya que no contiene determinados agentes tóxicos. Aunque mejores no quiere decir inofensivos, pues contienen el triple de tensioactivos. Los tensioactivos constituyen, por volumen, los contaminantes más importantes en las aguas residuales, aguas que, mejor o peor depuradas, desembocan en los cauces naturales. En el año 1988, su consumo en el mundo fue de 1,3 millones de toneladas, cifra que diez años más tarde pasó a 2,4 millones de toneladas. Además son derivados del petróleo, que como todos sabemos escasea y no es renovable.

Los detergentes concentrados también son más recomendables ya que contaminan menos y son igual de eficaces.

La UE y la principal asociación de este tipo de productos elaboraron recomendaciones para un lavado más ecológico, entre los que cabe destacar evitar los fosfatos. Para eso, debemos leer la etiqueta, donde aparecen los símbolos que informan sobre la peligrosidad del producto. Pero es entonces donde aparece el problema de base: no solemos pararnos ni dos segundos en fijarnos en el etiquetado. Aquí, la poco conocida Eco-etiqueta europea es un sistema que facilita la elección, pues señala con rigor y tras muchas pruebas aquellos con un mayor respeto por el medio ambiente.

Los típicos consejos de la abuela para manchas difíciles son también más ecológicos que el abuso del detergente o de otros productos agresivos. Por ejemplo, ahora están de moda los detergentes al 'jabón de Marsella', pero más allá de esta tendencia, el tradicional jabón de escamas constituye un producto económico, más inocuo que los detergentes y muy eficaz en el terreno de las manchas. El vinagre y el bicarbonato también sirven para eliminar manchas.

Para los más comprometidos puede resultar interesante conocer modelos de lavadoras que no usan detergente, o incluso otras que ni agua, ni detergente. Soluciones variopintas para ir más allá: las 'ecoperlas' o el 'jabón magnético' también ahorran agua, detergente y energía.

Aunque no está de más aplicar un poco de sentido común, ya que existen algunas prácticas sencillas mucho más asequibles:

Más no es mejor: dosifica correctamente el detergente, y especialmente en aguas blandas ahórrate algún cacito porque la ropa saldrá igual de limpia (para saber la dureza del agua, lávate las manos con jabón: si hace mucha espuma el agua es blanda, si por el contrario le cuesta mucho formar espuma es que se trata de agua dura).

Evita blanqueadores y suavizantes: son muy agresivos e innecesarios.
Ahorra energía llenando la lavadora o eligiendo el programa de acuerdo con la capacidad.

Regula la temperatura, sabiendo que a mayor temperatura no siempre consigues mejores resultados y que el consumo de energía crece desmesuradamente. Si aprovechamos la tarifa nocturna ahorraremos más.

El 'premio' al más ecológico se lo llevan las 'nueces de lavado', frutas de un árbol que crece en India y en Nepal, Sapindus Mukorossi, también llamado 'árbol de jabón'. Se trata de un producto económico (un kilo cuesta entre 12 y 20€ y dura hasta un año) y muy fácil de usar: se coloca un saquito de tela con 3 ó 4 nueces partidas por la mitad en el tambor y esas mismas nueces sirven para otros dos lavados. Una vez usadas y gastadas se pueden reutilizar: picándolas primero y luego hirviéndolas con agua unos cinco minutos se consigue un quitamanchas o abono para las plantas. Y, en lugar de suavizante, resulta suficiente un buen chorro de vinagre.

¿Conoces otros trucos para lavar la ropa de forma más ecológica?

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